Según la organización March of Dimes, aproximadamente 1 de cada 33 bebés que nacen cada año en los EE. UU. tiene una anomalía congénita.

Es por eso que los especialistas recomiendan que las mujeres que tienen planes de quedar embarazadas visiten primero a su proveedor de atención médica. Esto es particularmente importante en el caso de las mujeres con problemas de salud crónicos, afirma la organización March of Dimes.

El labio leporino y la hendidura del paladar son anomalías congénitas de la boca y del labio. Ocurren aproximadamente en 1 de cada 700 nacimientos. Estos problemas se producen al principio del embarazo. Los lados del labio y el paladar no se unen como deberían. Un niño puede tener labio leporino, hendidura del paladar o ambas anomalías. La mayoría de los bebés que nacen con labio leporino no tienen otras afecciones ni otros problemas congénitos. El síndrome de Down es un trastorno genético que incluye una combinación de anomalías congénitas. Estas comprenden problemas intelectuales, determinados rasgos faciales y, con frecuencia, defectos cardíacos, problemas visuales y auditivos, y otros problemas de salud. La gravedad de estos problemas varía enormemente. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el síndrome de Down afecta aproximadamente a 1 de cada 691 bebés.

Fumar aumenta el riesgo de aborto espontáneo o de daño a los órganos fetales en desarrollo. Las bebidas alcohólicas y las drogas ilegales pueden incrementar el riesgo de problemas fetales, aborto espontáneo y discapacidades permanentes.

Si una mujer no está vacunada contra la rubéola, la infección durante el embarazo puede causar un grupo de anomalías congénitas llamadas síndrome de rubéola congénita. Las anomalías incluyen retraso del crecimiento, problemas intelectuales, cabeza pequeña (microcefalia), cataratas congénitas u opacidad de la córnea, sordera y defectos cardíacos.

Tomar suplementos de ácido fólico puede reducir un 50 % el riesgo de que se presente un grupo de afecciones llamadas defectos del tubo neural.

Esta infección puede transmitirse a los seres humanos a través de las heces de los gatos y dañar gravemente a un feto. La infección durante el embarazo puede causar parto prematuro, bajo peso al nacer, problemas intelectuales, problemas con los movimientos musculares, cabeza pequeña (microcefalia), ojos pequeños y ceguera, convulsiones, hidrocefalia y daños al hígado y a los órganos que intervienen en la formación de las células de la sangre (hematopoyéticos).

Muchos medicamentos con y sin receta no son seguros para que los tomen las embarazadas. Una embarazada debe consultar a su proveedor de atención médica antes de tomar cualquier suplemento o medicamento.

Generalmente, la amniocentesis se hace entre la semana 15 y la 20 de gestación. Se hacen análisis de detección del síndrome de Down, uno de los problemas genéticos cromosómicos más frecuentes. El número de afecciones que pueden diagnosticarse mediante la amniocentesis aumenta cada año. La amniocentesis puede usarse para diagnosticar muchos problemas de los cromosomas, problemas de los genes de ADN, y problemas de las enzimas y los aminoácidos. En la última etapa del embarazo, la amniocentesis puede incluso ayudar a determinar el grado de madurez de los pulmones del feto.

Las mujeres mayores de 35 años corren más riesgo de tener un hijo con problemas de cromosomas. Esto es especialmente válido en el caso de la trisomía 21, que también se conoce como síndrome de Down.